“Tengo sueño, no debí quedarme escuchando a Las Brujas de Macbeth hasta tan tarde.” Repetía, mentalmente, una joven de cabellos rubios mientras daba vueltas en la cama.
Cooper Rivers vivía en un apartamento, en las afueras del Londres muggle. Hacía tres años que había dejado atrás las comodidades del castillo de Hogwarts, que había sido su verdadero hogar durante mucho tiempo, y estaba a punto de enfrentarse a un momento terrible: su primer día de trabajo.
- Levántate. - dijo Evans, sacudiéndole el hombro, suavemente.
- Cinco minutos más. Por favor. - se quejó.
Un ejemplar de El Profeta cayó sobre su cabeza y una lechuza extendió su pata.
- De acuerdo, estoy despierta. - dijo, restregándose los ojos.
Depositó los cinco knuts en la bolsita y la lechuza se marchó.
Cooper corrió al baño, se cepilló los dientes velozmente y salió, casi vestida, con el pelo hecho un desorden. Percy Weasley, un viejo amigo, le había conseguido un lugar en la Agencia Consultiva de Plagas, del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, y llegar tarde no era precisamente una buena forma de agradecérselo.
Evans estaba sentada, terminando una taza de café, mientras Cooper luchaba contra un rebelde mechón de cabello.
- Déjalo así, no está tan mal. Llegaremos tarde. - dijo Evans, corriendo hacia la chimenea.
- Ministerio de Magia. - dijo, claramente, desapareciendo entre las llamas verdes.
Cooper tomó un puñado de polvos flú y la imitó. Cooper apareció en el Atrio del Ministerio y vio a Evans hablando con Percy, junto a la restaurada fuente que recaudaba dinero para San Mungo.
- Buenos días, Per... ministro. - se corrigió, Cooper.
- No es necesario el trato formal, si estamos a solas. - dijo Percy, riendo.
- ¿Cómo están tus hermanos? - preguntó.
- Bien, George sigue trabajando en el Callejón Diagon, con ayuda de Ginny, y Ron está trabajando en el Cuartel General de Aurores. -
- Me alegro, probablemente me encuentre con Ron y podamos conver... - Cooper se interrumpió, Evans tenía los ojos llorosos y la mirada clavada en el piso.
- ¿Estás bien? -
Evans se alejó hacia el borde de la fuente. Cooper avanzó, con intenciones de seguirla, pero Percy la detuvo.
- Yo me ocupo, tu sube. Llegarás tarde. - le dijo, haciendo un ademán hacia el ascensor.
Cooper ingresó al elevador, con una muchedumbre de gente. Evans había pasado la noche en su casa para asegurarse que Cooper no llegase tarde a su primer día de trabajo; había estado llorando entre sueños y nombrando a Fred. Cooper estaba segura de que había revivido la sangrienta batalla de Hogwarts, a ella también le había pasado.
Séptimo Piso. Departamentos de Deportes y Juegos Mágicos, que incluye el Cuartel General de la Liga de Quidditch de Gran Bretaña e Irlanda, el Club Oficial de Gobstones y la Oficina de Patentes Descabelladas. Anunció una gélida voz femenina.
Dos magos rechonchos y bajitos abandonaron el elevador.
Sexto Piso. Departamento de Transportes Mágicos, que incluye la Dirección de la Red Flú, el Consejo Regulador de Escobas, la Oficina de Trasladadores y el Centro Examinador de Aparición.
- ¿Oliver? - interrogó Cooper a un joven, delgado y de rostro esbelto, a su lado.
- Sí. ¿Cooper Rivers? - preguntó, confundido.
- Ajá, creí que no me reconocerías. -
- Jamás olvido a las buenas cazadoras como tú, le dabas un toque especial al equipo. ¿Qué haces aquí? -
- Voy a la Agencia Consultiva de Plagas, es mi primer día de trabajo. ¿Y tú? -
- Vengo a visitar a mi hermano que trabaja en el Cuartel General de Desmemorizadores. Quiero saber como está y dejarle saludos de mi madre. -
Cuarto Piso. Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas, que incluye las Divisiones de Bestias, Seres y Espíritus, la Oficina de Coordinación de Duendes y la Agencia Consultiva de Plagas.
- Aquí me quedo yo. Fue un placer verte, nos vemos luego. - le dijo Cooper, abandonando el ascensor.
Estaba aterrorizada, miró su reloj. A pesar de las advertencias de Evans y Percy, había llegado tarde. El estómago se le retorcía de los nervios. Un mago de aspecto tosco y grosero la observó detenidamente y revisó una papel.
- Gregory Igal, jefe de departamento. ¿Es usted la señorita Rivers? - interrogó.
Cooper asintió con la cabeza, blanca como un pergamino recién hecho.
- Diez minutos tarde. - gruñó, mirando su reloj.
- Lo siento, es que...
- Busque a Gwendolyn Broody. Ella le dirá que hacer. - bufó el mago, señalando el fondo del pasillo.
- Sí señor. - balbuceó Cooper.
Caminó vacilante, hacia donde le había indicado su jefe. ¿Qué le esperaba allí? ¿Una anciana malhumorada, tal vez?
Al final del pasillo, se encontró con una oficina pequeña. La ventana mostraba un cielo lluvioso, aunque arriba estaba radiante, había un escritorio colmado de libros y una joven encogida tras un montón de papeles. Cooper tosió y la bruja se sobresaltó tirando la mitad de los documentos al suelo.
- Lo siento, estoy buscando a Gwendolyn Broody. - dijo Cooper, agachándose para ayudarla a juntar las cosas.
- Está bien, yo lo levanto. Llamame Gwen. - respondió, recogiendo los papeles.
Cooper se sintió tremendamente aliviada, Gwen tenía casi su misma edad y era extra - amable.
- Soy Cooper Rivers, la nueva en la Agencia Consultiva de Plagas. -
- ¡Ah, Cooper! Mucho gusto, entonces. Te noto algo nerviosa. Te encontraste con el malhumorado de Igal, ¿Verdad? -
- Sí, es aterrador. Llegué diez minutos tarde y se puso furioso. - dijo Cooper, entrando más en confianza.
- No debes prestarle atención, es un viejo cascarrabias. No dejes que te intimide, a mí me pasó lo mismo cuando entré. Bueno... tú te encargarás del papeleo y, de cuando en cuando, te harán combatir a ciertas plagas. Esta oficina es un desastre, acompáñame al pasillo. -
Cooper y Gwen salieron. Gwen cerró la puerta y volvió a abrirla. El despacho estaba completamente ordenado y reluciente.
- Genial. - murmuró, Cooper.
- Bueno, acomódate esta es tu nueva oficina. Si necesitas algo, estoy aquí enfrente. - dijo Gwen, señalando otra oficina un poco más grande, pintada de color café.
Olvidando por completo los nervios que le causaba ser “la nueva”, recordó a Evans, que no se veía muy bien cuando la había dejado allá abajo.
- Gwen, un último favor. ¿Será posible que me ausente solamente quince minutos? Necesito visitar el Departamento de Cooperación Mágica. -
- Ve con toda tranquilidad, yo te cubro. -
Cooper salió al pasillo, afortunadamente sin cruzarse con su nuevo jefe, y se subió al ascensor. Estaba sola en el ascensor que, desafortunadamente, la llevo a recorrer los pisos restantes antes de volver a subir.
Tercer Piso. Departamento de Accidentes y Catástrofes en el Mundo de la Magia, que incluye el Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos, el Cuartel General de Desmemorizadores y el Comité de Excusas para los Muggles.
Segundo Piso. Departamento de Seguridad Mágica, que incluye la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia, el Cuartel General de Aurores y los Servicios Administrativos del Wizengamot.
El ascensor se quedó en el segundo piso con las puertas abiertas y no bajó ni subió a los pisos restantes. Cooper miró en todas las direcciones dentro del elevador.
- ¿Qué le pasa a esta cosa? - murmuró, entre dientes, buscando algún botón o algo que hiciera que el ascensor arrancara.
“Ja, un botón. Funciona con magia, grandísima tonta.” Se recordó, Cooper.
Observó a un muchacho pelirrojo y larguirucho hablando con Hermione. Supuso, entonces, que debía ser Ron. Hermione le dirigió una mirada cómplice y Cooper le indicó que guardara silencio, poniéndose un dedo sobre la boca. Hermione siguió conversando naturalmente y Cooper avanzó hacia Ron.
- ¡Weasley! - dijo Cooper, con voz profunda y brusca.
Ron dejó caer los papeles que traía en la mano y volteó precipitadamente. Cooper estalló en risas.
- ¿Te asuste, Ronny? -
- ¿Estás loca? ¿Acaso quieres provocarme un ataque? - le dijo Ron, con las orejas coloradas, mientras recogía los papeles.
- ¿Cómo has estado? - le preguntó Hermione, abrazándola.
Era la primera vez después de bastante tiempo que volvían a verse.
- Muy bien, intentando sobrevivir a mi nuevo trabajo. -
- ¿Trabajas aquí? ¿Dónde? - preguntó Ron.
- En la Agencia Consultiva de Plagas. -
- Genial, nos veremos más a menudo entonces. - dijo Hermione.
Ron observó el ascensor, que seguía detenido con las puertas abiertas.
- No te preocupes por el elevador, suele hacer eso. En especial, a estas horas cuando está tan lleno de gente. Será mejor que uses las escaleras. -
- ¿Hay escaleras? -
- Por supuesto, están por allá. - señaló Hermione.
- ¡Hey, Cooper! Mi madre quiere que vengas a cenar a La Madriguera, hoy en la noche. ¿Evans te dijo, cierto? -
- Sí, no creo que pueda pero... intentaré estar allá. - mintió, Cooper, mientras avanzaba hacia las escaleras. Evans no le había dicho nada. ¿Por qué no?
Había una escalera larga que subía y otra que bajaba, Cooper miró hacia arriba. Cada tanto desembocaba en un pasillo, que supuso que eran los diferentes pisos.
Cooper comenzó a subir rápidamente, deteniéndose a mirar los carteles que indicaban en que piso estaba.
Quinto Piso. Departamento de Cooperación Mágica Internacional.
- Disculpe, ¿Dónde puedo encontrar a Evans Morgan? - preguntó Cooper, a un mago con sombrero amarillo canario, que estaba tras la recepción.
El mago no pronunció palabra, solo se limitó a señalar con el dedo a una muchacha rubia, que estaba escribiendo velozmente en un pergamino. A su lado, descansaba Candy esperando el recado de su dueña.
- ¿Evans? - preguntó, dubitativa.
- Sí, ¿Qué pasa? Ah... Cooper. ¿Necesitas algo? -
- Quería saber como estabas por, bueno... lo de esta mañana. -
Evans tenía signos de haber llorado fuertemente y, según lo que espió Cooper, la carta que escribía era para Molly.
- No es nada, enserio, no debes preocuparte. No he estado muy bien estos días, por lo de... tú sabes. - dijo, compungida, atando la carta y soltando a la lechuza por la ventana.
- Evans deberías tomarte un descanso, unas buenas vacaciones te harán mejor. Hazme caso. -
- ¿Vacaciones? Bueno, no lo había pensado, tengo tanto que hacer todavía. - dijo, señalando una pila de papeles desordenados.
- Piénsalo, creo que será lo mejor. ¿Quieres pasar la noche de nuevo en casa? -
- Esta noche cenaré en La Madriguera, Molly dijo que vinieras. Siento haber olvidado decirte. -
- Está bien, igualmente... no sé debería pensarlo. -
- Es importante que vengas, necesito que estén todos. - dijo Evans, enfatizando la palabra “todos”.
- De acuerdo, ahí nos vemos entonces. ¿Seguro que estás bien? -
Evans asintió, dibujando la mejor sonrisa que pudo. Cooper miró su reloj, si no regresaba pronto tendría muchos problemas. Fue, aprisa, hacia uno de los elevadores, estaba cerrado. No había ningún elevador disponible. Corrió hacia las escaleras y bajó rápidamente, chocando en el camino con un mago de aspecto vulgar, que le gritó una grosería.
- ¡Lo siento! - le gritó Cooper, mientras bajaba.
Llegó, algo agitada, a su nueva oficina y se dejó caer en una silla.
- Rivers. - dijo Igal, abriendo la puerta bruscamente.
- Sí, señor. - exhaló en señal de queja, poniéndose de pie.
- Hay una plaga de doxys en territorio Muggle, al Sur de Hertfordshire. Vaya y deshágase de ellas. Busque repelente para Doxys en el armario del fondo- dijo, señalándole con el dedo.
- Sí, señor. - se lamentó.
- Ha tenido media hora para descansar desde que llegó, es hora de entrar a la acción. -
Cooper arrastró los pies hasta el armario, sacó un atomizador negro y verificó que tenía la varita en su lugar. Se escuchó un leve ¡Plin! Y, segundos más tarde, ya no estaba allí.
Recomiento que quien no haya terminado de leer "Harry Potter and The Deathly Hallows" no siga leyendo. PUEDE CONTENER SPÓILERS. Si todavía no leíste "Harry Potter and The Deathly Hallows" Encontralo Acá: http://spanishhallows.blogspot.com Cuentos que te llevan a lugar inimaginables... Aún después del final, la magia de Harry Potter continúa...
lunes, 30 de julio de 2007
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